sábado, 14 de noviembre de 2020

Capítulo 18: Welcome to the jungle.

Welcome to the jungle... ¡Patada voladora!

We take it day by day... ¡Bofetada a mano abierta!

If you want it you're gonna bleed... ¡Garra al cuello!

But it's the price you pay... ¡Planchazo brutal, tijera voladora...!

La canción sonaba en la cabeza del Superhéroe mientras repartía tortas. Acción, música a todo volumen... Muy cinematográfico y rockero todo. Se encontraba en forma, y así se sentía. En definitiva, poderoso mientras daba a diestro y siniestro. Cómo le gustaba cuando las cosas salían bien. Hasta que el disco se rayó porque no lo vio venir.

Un poco más tarde despertó con un gran dolor de cabeza, como el que había provocado a los que había tumbado un rato antes. Y delante de él un armario empotrado, el causante de su dolor de cabeza, un tipo con más músculos de lo normal. E igualmente, rodeado de todos a los que había tumbado antes ¿cómo salir de aquel embrollo? Sencillo, patada a la entrepierna al grande y escabullirse entre el resto. Y lo consiguió. No sin antes llevarse una somanta de palos de ese resto, pero lo consiguió. Y encima evitó el delito. Aunque cuando salió de allí no había ni un solo cachito de su cuerpo que no le doliese. Qué duro era vivir en esta jungla.

“Welcome to the jungle” Guns N’ Roses

domingo, 8 de noviembre de 2020

Capítulo 17: Quiero tranquilidad

Necesitaba unas vacaciones. Con unos pocos de días le serviría para desconectar. Su cuerpo le urgía un descanso porque los últimos episodios en su lucha contra el mal habían sido duros. Y su cabeza también pedía un respiro.

Su amigo de la infancia le había ofrecido varias veces una casita en el campo. Según él todo un mundo de tranquilidad. Y por eso terminó por aceptar su oferta.

Pero cuando llegó se encontró que en el chalé de al lado una pandilla de chavales estaban de juerga y con la música a todo volumen. Aquello  le tocó un poco la moral. Y cuando, y pese a darles un par de toques de atención, aquello continuaba a la tres de la mañana pasó a ser altamente estresante. Así que decidió tomarse la justicia por su mano. Y sin traje de superhéroe ni nada. Directamente y sin llamar entró en la casa, pegó un par de bofetadas a algunos de los muchachos y tiró el equipo de música a la piscina. El silencio se adueñó del lugar. Así mucho mejor, pensó. Al volver a la calle se encontró con un grupo de vecinos que le aplaudieron agradeciéndole la acción. Fíjate, estaba bien un poquito de reconocimiento sin una máscara que ocultase su identidad. Y también algo de silencio.

Capítulo 16: El cagón II

 —Sí, señora Remedios, tiene usted razón. Pero comprenda que me tocó trabajar de noche y...

—Si hijo, lo que quieras pero el perrito no ha parado de ladrar en toda la noche y claro...

—Efectivamente, le pido disculpas. Trataré de ver qué hacer al respecto.

El superhéroe cerró la puerta del piso tras la charla con la vecina. Esto no podía ser así. La noche había sido dura en su lucha contra el crimen. Había llegado a casa cansado, magullado y de mal humor; en el buzón había encontrado un requerimiento de hacienda; y ahora la señora Remedios dándole la murga con el perro... Y cuando miró hacia la cocina y lo vio destripando su zapatilla... Esto no podía seguir así. Ser superhéroe para esto.